Cierta tarde cuando se encontraba reunida con su familia después de un largo día de trabajo, el cielo empezó a llorar; primero de una manera tranquila, lo cual alegro a todos los aldeanos ya que la lluvia aria germinar a todos los granos de trigo que habían sembrado; sin embargo, poco a poco fue convirtiéndose en tormenta la cual no seso en varios días. Todo se fue inundando los ríos arrastraron personas y animales, casas y árboles asta el mar.
Cuando Liban reacciono se dio cuenta de que estaba en le fondo del mar, y un impulso desesperado la hizo nadar hasta la superficie y cuando estaba a punto de alcanzarla, varios delfines le impidieron el paso, entonces fue rodeada por una criaturas muy extrañas para ella, pues tenían cuerpo de pez y rostro humano aunque escamado
Le hablaron amigablemente:
-No temas, nada te va a pasar-la tomaron de nuevo y la llevaron alas profundidades.
Ella desconcertada se dio cuenta que no necesitaba el aire para respirar, además podía hablar.
-¿Y mis padres?¿y mis hermanos?¿donde están todos los de la aldea?-.Los seres extraños ya no respondieron y solo empezaron a mostrarle un mundo maravilloso, donde todo lo era desconocido.
Observo los bancos de peces que jugaban a su alrededor, se maravillo con los miles de colores que en un giro de alguno de ellos, reflejaba en las escamas de la luz solar. Vio criaturas de un azul intenso y otros tan rojos como sol de atardecer , había delfines amistosos y sonrientes y un sin fin de especies que ella nunca imagino que existieran.
Llegaron por fin a un lugar lleno de cuevas y corales, ahí vio a muchas jóvenes hermosas como ella , pero de la cintura para abajo tenían cuerpo de pez.
Una de ellas tenia una corona de perlas se le acerco y le dijo:
-Yo soy Iskra, y se que tu te llamas Liban, te hemos revelado este mundo submarino por tu belleza y bondad, este es un mundo que ningún humano puede ver y por esa razón ya no regresaras a la tierra,¡Vivirás entre nosotras!.
Liban asintió con movimiento de la cabeza pero volvió la mirada hacia arriba como despidiéndose de su vida anterior.
Pasaron 300 años, Liban se convirtió en sirena y cantaba con todas las demás. Nadaba y vivía entre ellas , sin embargo algunas veces se sentía triste, sobre todo cuando un rayo de luz solar penetraba asta las profundidades. Se llenaba de nostalgia de no poder ver el cielo al astro rey, entonces decidió nadar asta la superficie.
Llego asta un islote donde lo único que había eran rocas apiladas una contra las otras. Ese islote fue su refugio cotidiano, ya que toda la tarde se sentaba en la roca mas grande don de dejaba que los rayos de sol acariciaran su cuerpo y ella se peinaba su larguísima cabellera.
Una tarde mientras se peinaba al ritmo de una hermosa melodía que había aprendido de las demás sirenas, se acercaron sin que lo advirtiera varias barcas de pescadores. Estos, al escucharla, se aterrorizaron pues se contaron espantosas historias de ellas. Algunas decían que atraían a los hombres con su canto para llevarlos al fondo del mar donde les arrancaban el corazón.
Los pescadores huyeron del lugar, no sin lograr ver a Liban cuando saltaba al agua, quedando fascinados por su belleza, sobre todo un joven pescador que alcanzo a cruzar su mirada con la sirena. Liban nado desesperada hasta la profundidad.
Los pescadores atemorizados dijeron no acercarse mas al islote, solamente el joven acudía diariamente con la esperanza de volver a verla. Pasó mas de un mes cuando en la tarde la sorprendió sentada entre las rocas; le hablo con suavidad pero ella parecía no entenderle, saltó al agua rápidamente pero el pescador tiró su red y liban quedo atrapada en ella.
Cuando por fin logro subirla a la barca, comenzó a limpiar su cuerpo de las algas marinas al mismo tiempo que le hablaba, y aunque ella entendía, copudo pronunciar palabra alguna y solo emitió sonidos como los delfines.
El pescador la llevo a su aldea y todos los aldeanos se arremolinaban a esa extraña mujer que llamaron Murgen que significaba nacida del mar.
La pusieron en una enorme pecera para que todos pudieran verla; el joven pasaba todas las tardes sentado junto a ella , esperando a que ella le contestara sus palabras. Se había enamorado de la sirena.
Liban, aunque también lo amaba, lo miro con desprecio por haberla llevado ahí. El imagino lo que ella sentía y prometió regresarla al mar.
Una noche cuando todos dormían, el pescador llego hasta donde estaba la enorme pecera, pero encontró a Liban muerta, triste lloro asta el amanecer.